No se puede negar la importancia que la música tiene en nuestras vidas, ya sea a nivel consciente, o en el inconsciente. Sin embargo, ¿cuál sería su poder de transformación del aprendizaje de la música, incluso en la expansión de nuestro potencial?
Nuestra audición es nuestro referencial desde el embarazo, es la puerta de entrada principal para interactuar con el mundo. Con esta interacción podemos desarrollar en el nivel neuropsicomotor. Nuestro cerebro, va literalmente expandiéndose con sus sinapsis y convirtiéndonos más capaces de ser, hacer y transformar a nosotros mismos y al mundo. Este potencial desarrollado, también trae el balance para cualquier persona involucrada en este proceso de aprendizaje musical.
Aquellos que viven a diario con niños y adolescentes que estudian música, tocando, cantando, improvisando y leyendo partituras, observa que uno que era agitado, se vuelve más tranquilo y enfocado. Lo contrario también ocurre, dejando al que era muy tímido más expansivo en sus relaciones. La Neurociencia y los numerosos estudios en el área del cerebro muestran que la música funciona en casi todas las áreas del cerebro. Nada escapa de ser estimulado y trabajado. Los resultados son muy evidentes para los que observan la transformación que estos niños y adolescentes pasan.
Con los estímulos musicales y sonoros los dos hemisferios cerebrales se estimulan de forma simultánea, ya que la música es procesada en su totalidad en ambos. Está probado en el laboratorio también el aumento del cuerpo calloso (responsable por la comunicación de los hemisferios), la corteza motora, el cerebelo, el hipocampo (memoria), la corteza auditiva, una mayor concentración de materia gris (responsable por procesar las informaciones) en las áreas motoras, auditivas, visual-espaciales y el área de Broca (habla) en los cerebros de los músicos. ¡Imagínese cuántos beneficios pueden ser interpuestos por una educación musical en la infancia!
Aquellos que viven a diario con niños y adolescentes que estudian música, tocando, cantando, improvisando y leyendo partituras, observa que uno que era agitado, se vuelve más tranquilo y enfocado. Lo contrario también ocurre, dejando al que era muy tímido más expansivo en sus relaciones. La Neurociencia y los numerosos estudios en el área del cerebro muestran que la música funciona en casi todas las áreas del cerebro. Nada escapa de ser estimulado y trabajado. Los resultados son muy evidentes para los que observan la transformación que estos niños y adolescentes pasan.
Con los estímulos musicales y sonoros los dos hemisferios cerebrales se estimulan de forma simultánea, ya que la música es procesada en su totalidad en ambos. Está probado en el laboratorio también el aumento del cuerpo calloso (responsable por la comunicación de los hemisferios), la corteza motora, el cerebelo, el hipocampo (memoria), la corteza auditiva, una mayor concentración de materia gris (responsable por procesar las informaciones) en las áreas motoras, auditivas, visual-espaciales y el área de Broca (habla) en los cerebros de los músicos. ¡Imagínese cuántos beneficios pueden ser interpuestos por una educación musical en la infancia!
Los jóvenes que pasan por un proceso musical, sobre todo, modifican conductas socialmente inapropiadas (adicciones, agresividad), mejoran su autoestima, desarrollan su inteligencia emocional analítico-racional y el sentido estético. También, perciben más la realidad que les rodea y las consecuencias de sus acciones. La explicación científica es que la corteza pre frontal es una de las últimas zonas en madurar en la adolescencia y es la responsable de la capacidad de resolver los problemas y determina las respuestas de la conducta del individuo a los estímulos recibidos. Esta misma zona es bien desarrollada en los músicos y está vinculada a la planificación de tocar y cantar.
Pero debemos dejar de centrarnos en el valor cultural del aprendizaje musical en relación al propio dominio del área y fortalecimiento de una cultura de mayor calidad. La mayoría no se convierte en un artista, se convierte, sin embargo, en un ciudadano más completo. Y lo más importante de todo: ¡se convierte en una persona más feliz!
Los proyectos sociales y educativos en todo el mundo que implican el aprendizaje de la música no niegan esta afirmación: "La educación musical transforma".
Pero debemos dejar de centrarnos en el valor cultural del aprendizaje musical en relación al propio dominio del área y fortalecimiento de una cultura de mayor calidad. La mayoría no se convierte en un artista, se convierte, sin embargo, en un ciudadano más completo. Y lo más importante de todo: ¡se convierte en una persona más feliz!
Los proyectos sociales y educativos en todo el mundo que implican el aprendizaje de la música no niegan esta afirmación: "La educación musical transforma".
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